El sector vitivinícola juega un papel fundamental en España, no solo en términos económicos por su aportación a la actividad, al empleo y a las exportaciones, sino también por su extensión y su importancia territorial, que lo convierten en un motor de conservación medioambiental y de desarrollo rural. España es el segundo mayor exportador mundial de vino en volumen y el tercero en valor, si bien en los últimos años hemos asistido a una mayor penetración en Norteamérica y Asia, mercados que suelen comprar vino de mayor valor. Tras la crisis de la COVID-19, bodegas y cooperativas deben afrontar importantes retos a medio plazo y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo de un público mas joven, digital y concienciado con el medio ambiente. Esta estrategia incluye la apuesta por la agricultura ecológica.
Junto a Italia y Francia, España se sitúa entre los principales productores de vino del mundo. En el último año, Espanta ocupa el tercer puesto en la lista de países productores de vino, con una producción de unos 28.3 millones de hectolitros. A nivel mas regional, Castilla— La Mancha es, con diferencia, la comunidad autónoma española que mas volumen produce de esta bebida alcohólica. En cuanto a los fabricantes, entre los principales protagonistas de sector.
La cadena de valor de la industria vitivinícola extensiva comienza con la plantación y cultivo de la viticultura y una vez producido en vino, continua con su distribución y comercialización. El sector está formado, pues, en primer lugar por mas de 55.000 empresas vitivinícolas, de las cuales suelen ser muy pequeños de media. De hecho, el 68,8% tiene menos de media hectárea y solo el 3,9% posee mas de 10 hectáreas. Existe una amplia red de empresas de distribución y venta de productos relacionados con el vino. Las bodegas pueden vender directamente al consumidor final o a través de otros canales, principalmente la hostelería y el comercio minorista. Sin embargo, el precio medio del vino vendido a través del canal de la hostelería es casi cuatro veces superior al vendido a través del comercio minorista, de modo que en términos de valor.
Entre el resto de canales de distribución, las ventas a través de tiendas y clubes de vino apenas supone el 6% del volumen total, pero concentran los vinos de mayor precio con denominación de origen, gama media y alta y representan cerca del 13% en valor. En el extremo opuesto, con los precios mas bajos, se sitúan las ventas directas desde bodegas, 18% en volumen y 4.5% en valor.
En cuanto al consumo y el gasto, los españoles no son los que mas consumen ni gastan en vino a nivel mundial. El gasto en esta bebida alcohólica se mantuvo estable entre 2010 y 2019, con un notable aumento en 2020. Cataluña y Baleares son las comunidades autónomas españolas con mayor gasto en vino per cápita, con una media de casi 10 euros superior a la media nacional. A nivel nacional, el vino ocupa un lugar destacado en la cultura, la economía y la vida cotidiana española. Así, la industria vitivinícola del país no solo muestra su diversidad regional, sino que también tiene un impacto significativo en el mercado del vino a escala global.
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El vino es uno de los principales productos exportados por la industria agroalimentaria española, solo por detrás de la carne de cerdo, los cítricos y el aceite de oliva. El descenso de las exportaciones de vino en 2020, el segundo descenso de las exportaciones de vino en 2020 (-3,1%), se explica principalmente por el ajuste de la demanda en medio de la pandemia. Sin embargo, también influyeron los aranceles de importación impuestos, a la venta de algunos productos agroalimentarios europeos, incluido el vino español, que se tradujeron en una cauda del 9,9% en valor y en volumen de las exportaciones de vino español.
Aunque España es el segundo país que es el mayor exportador mundial de vino en volumen, por detrás de Italia, en valor el país se ve superado por Italia y sobre todo, por Francia, que vende alrededor de un 33% menos de vino, pero factura tres veces mas. Esto se debe al precio medio, cinco veces superior en el caso de los vecinos de España. Aunque el bajo precio medio supone un problema de margen de beneficio para muchas empresas, hay que tener en cuenta la heterogeneidad del sector, con una gran variedad de regiones productora, variedades de uva, sistemas de crianza y bodegas, lo que de lugar a segmentos de calidad y precio diferentes. El problema de los precios bajos respecto a la media mundial se reparte entre las distintas categorías, pero el vino a granel juega un papel importante.
Según el análisis por el Observatorio del Mercado Español de Vino, la exportación e inversiones, el año pasado participaron en la exportación de vino 3.995 empresas, que facturaron 2.986,6 millones de euros. Estos datos suponen un ligero descenso respecto al año anterior. Con una ligera reducción tanto del número de empresas activas en el sector. El descenso tanto de la facturación como del número de empresas exportadoras es especialmente notable, sobre todo teniendo en cuenta que el sector, tras haber superado las 4.000 empresas en 2022, no solo no logro mantener ese nivel, sino que además experimentado. Esta reflejan un desequilibrio en el sector vitivinícola español. Si bien subrayan la estabilidad y el predominio de un grupo selecto de empresas con un importante potencial exportador, también ponen de relieve la vulnerabilidad y el potencial de expansión que aún poseen muchas pequeñas y medianas empresas del sector.
